NOTA: DESDE EL AÑO 2011 LA PROGRAMACIÓN DE LECTURAS ESTÁ SUSPENDIDA

De todas maneras: ¡¡ SEGUIMOS ENCONTRÁNDONOS !!

... y seguimos trabajando en el Taller de Poesía del Hospital Moyano

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"LECTURAS EN BARTOLOMEO" en BUKOWSKI - MÚSICA Y POESÍA - lunes 12-04-2010

"LECTURAS EN BARTOLOMEO"
-CICLO DE MÚSICA Y POESÍA-

"La única alegría en el mundo es comenzar".
Cesare Pavese
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Lunes 12 de abril de 2010 - 20 hs.

"LECTURAS EN BARTOLOMEO"
"POESÍA, MÚSICA Y MEMORIA" en el Bar "BUKOWSKI"


"BUKOWSKI" - Bartolomé Mitre 1525, Buenos Aires
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Este lunes 12 de abril de 2010, a las 20 hs.
continuamos las reuniones de lectura
-a desarrollarse todos los lunes-
en "Bukowski" -un espacio dedicado a distintas expresiones del arte-
y los invitamos a compartir esa noche dedicada a la poesía.
En nuestro próximo encuentro de este año
leerán sus textos los escritores

* Gerardo Diego
(llegando a la Ciudad de Buenos Aires desde San Clemente del Tuyú)
* María Cristina Santiago
* Mario Sampaolesi
* Paula Jiménez

Además contaremos con la participación del músico
* Juan Pablo Fernández

Destacamos que, en la idea de abrir el espacio a todos los creadores,
también continuamos nuestro "micrófono abierto"
destinado a quienes quieran darse a conocer,
a quienes quieran compartir sus textos.
Los esperamos.
ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.


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LOS POETAS Y LOS POEMAS

Gerardo Diego

La palabra perdiendo frente a la palabra misma?
Gabriela Yocco

Hoy vuelve el hombre a dar de comer a su sombra
aquella que antaño sudaba tempestades
de palabras ardiendo en la palma de la mano
de silencios que entonces no se oían
y que hoy están...y son silencio.

Hoy vuelve la memoria despoblada
a chirriar los goznes de la espera
estallando en cardúmenes de soles
que acatan los augurios virginales
desarmando soledades quietas.

Sombra de las sombras de la sombra
desnudo estoy en ti.

María Cristina Santiago
La cueva de Bellamar


Tesoro de estalactitas
el ojo ve solamente lo que quiere el ojo.
Un millón de años hay en la semipenumbra
y la mirada recién empieza a acostumbrarse.
En la caverna, apenas,
resplandecen los riscos
por el tenue temblor
de una luz casi nocturnal bajo la tierra.
No buscamos oro
sí peñascos
el oro penetrará en nosotros
cuando atesoremos los recuerdos.
Interior. El cuerpo humano pasa a ser
una figura más en el conjunto.
Las piedras sostienen nuestros pasos
y los pañuelos juntan
la prehistoria en sus guijarros.
Pie despacio y de soslayo prueba
el agua grácil.
Son apenas las diez de la mañana
y sin embargo la paciencia
de estas gigantescas esculturas
avalan el misterio
y nos hacen creer que ha atardecido
en este tiempo inmóvil de la cueva.
Una edad congelada
al fondo de la tierra
mientras afuera bailan.
Los años labraron galerías
adentro del vacío.
Ese será el tiempo donde
vive Dios y sobre las mesas
la comida es danza.

Escenario de una postal mestiza
en la que restan clausurados
para siempre
el viaje
y esas puertas
que nunca hemos abierto
para poder decir después
de la visita
que el ojo no vio nada.


Mario Sampaolesi
Malvinas (fragmento)


- Cavá un pozo, cavá hijo de puta; sacá con la palita la tierra por ahora negra de Malvinas; cavá te digo, pendejo, y después si querés vivir metete bien adentro de ese agujero porque vienen los ghurkas.
Vienen los ghurkas y estoy solo en esta noche helada, arada por los proyectiles luminosos de la metralla; los obuses caen cada vez más cerca y yo no quiero morir acá, lejos de todos en la congelada noche de las islas, encandilado por los trozos de cielo amarillento de las bengalas, arreado hasta acá como ganado porque soy argentino; pero no quiero morir y hace tanto frío, y vienen los ghurkas, vienen arrastrándose sobre la tierra todavía negra de Malvinas, vienen por mí.

Yo los siento acercarse.
Los suboficiales dicen que después de matar al enemigo ellos le comen el corazón, mi corazón argentino late todavía, los pedazos rotos de mi corazón serán masticados por los ghurkas, tragados hasta el estómago británico de los ghurkas, la sangre de mi corazón celeste y blanco se mezclará con la de ellos, y así nuestros pasados con su carga de dolor y de secreto convergerán en cada pulsación, en cada latido.
Estoy muy solo esta noche y quiero volver, quisiera volver antes de que coman mi corazón, mi corazón que ama tanto esta turba negra y dentro de poco roja de Malvinas.
Pero no puedo irme, no puedo dejar este lugar, este pozo profundo que cavé con mi palita, esta tierra que arañé con mis manos paralizadas de frío, esta turba que aplané, que apisoné a patadas con mis borceguíes escarchados, rociados con las neblinas mutantes de las islas.
Mejor me quedo para cumplir con un destino, algo así me dijo el capitán, pero extraño y no puedo ver aunque todo está fatalmente iluminado y vienen los ghurkas.
Pero en una de ésas, con el correr del tiempo, quién sabe, los trocitos, los pedacitos, las miguitas líquidas de mi corazón, tal vez los cambien.


Paula Jiménez
San Antonio de Areco


Con pesadez de siesta
la tarde se desploma sobre el río,
débil hilo que cruza San Antonio.
Sinuosa entre los sauces, casi sin hacer ruido
la corriente desciende y se desliza encima de las rocas.
Las sombras de los cuerpos que cruzan la rivera
recortan el dorado de la luz
que alumbra la humareda pueblerina y se diluye. De pronto,
como si hubiera visto las palabras, como si las palabras
urdieran mi memoria material, la infancia de mi padre
recorre alegremente los márgenes del río: “Nos zambullíamos
al salir de la escuela, esa era vida, no
la que me hace morir en la ciudad”.
¿O no fue lo que dijo?
La sustancia moldeable de la voz que recuerdo
adquiere una certeza que transmuta
y es un decir silente: “Yo poco
fui a la escuela. Mi padre nos llevó a San Antonio,
porque era caminante y trabajé con él.
A veces, nos tirábamos los dos”. Siguiendo su fluir, esa manera
sutil de no quebrarse y esquivar el escollo de las rocas
o de ser absorbido por la tierra y el pasto,
lo reconozco a él, mi padre, su mirada
ante el paisaje pleno y el paseo
sereno por sus propios pensamientos. Distraído, quizás,
o entregado
a la atención total de lo que descompone
o compone la existencia: fugacidad, revelación de angustia
en la belleza de un río que camina
y que lo deja afuera.
En dirección Oeste cae la tarde,
y más allá,
en el verano inmenso que nos busca con su lupa de luz
mi sobrino se zambulle en el agua, entreverado
a los brazos de mi hermano.
La hora ya declina y la ciudad se baña
con las sombras de los grandes edificios,
un frío inexplicable nos recorre, pero él no lo advierte.
Se toma de su padre como de un salvavidas.
“Cuidá a ese chico”, diría mi papá,
desde su reposera, con un mate en la mano,
un libro de poemas de Hernández que yo le regalé
y en su bolso de cuero una raqueta blanca, y el naranja
furioso de una coupé Torino que alzó velocidad
y al tiempo se detuvo
frente al mar.
“Cuidalo”, insistiría su voz
ronca, y lejana ya,
feliz – secretamente - de haberlo conocido.

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Coordinación del Café Literario:
Daniel Grad
http://www.lecturasenbartolomeo.blogspot.com/
lecturasenbartolomeo@yahoo.com.ar

- "BUKOWSKI" - Bartolomé Mitre 1525, Buenos Aires

Juan Pablo Fernández (en voz y guitarra) en vivo en "Lecturas en Bartolomeo" en BUKOWSKI
Video en YouTube (parte 1): http://www.youtube.com/watch?v=HENYhEcw21U
Video en YouTube (parte 2): http://www.youtube.com/watch?v=L4-7yRiCFlA
Video en YouTube (parte 3): http://www.youtube.com/watch?v=bEwbDiTQrwc

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